Soy una vegetariana un poco atípica, ya que prácticamente he crecido sin comer verduras, porque "no me gustaban". Si mi madre viviera le resultaría increíble saber que he decidido adoptar un estilo sano de vida y alimentarme solo de vegetales. La razón por la que "no me gustaban" las verduras es porque mi madre, como la mayoría de las madres, se empeñaba en hacerlas siempre del mismo modo (y eso que era una magnífica cocinera). Bueno, resumiendo, lo que quiero decir es que me encantan las verduras, pero preparadas de forma apetitosa, original y sabrosa, y por eso experimento mucho en la cocina, para intentar comer variado. Las espinacas solas, apañadas con ajos o en tortilla, que era como mi madre las hacía, nunca me gustaron, pero este hojaldre de espinacas es una buena forma de comerlas, ya que está buenísimo.
Ingredientes:
1 kilo de espinacas frescas
1 cebolla mediana
12 nueces
150 gramos de pasas
1 masa de hojaldre rectangular (mirad bien que no lleve ingredientes de origen animal, ésta era de "La Cocinera")
aceite de oliva
semillas de sésamo
Elaboración:
Se lavan las espinacas y se cuecen en una olla con abundante agua y sal durante unos 10 minutos. Las escurrimos bien, las picamos y las reservamos. En una sartén con una chorrada de aceite de oliva sofreímos la cebolla bien picadita. Cuando está pochada, añadimos las espinacas y rehogamos bien. Picamos las nueces y las añadimos, junto a las pasas. Retiramos del fuego y dejamos enfriar un poco para poder rellenar el hojaldre. Precalentamos el horno a 210º durante unos quince minutos.
Extendemos el hojaldre sobre un papel de hornear (depende que marca de hojaldre compréis viene ya con el papel para hornear). Dividimos imaginariamente en tres la masa de hojaldre y ponemos en el centro el relleno, dejando una parte a cada lado libre.
Realizamos unos cortes con la tijera como los que se ven en la foto, para poder hacer la trenza con el hojaldre.
Cerramos primero el borde superior, y luego vamos poniendo una tira de cada lado, superponiéndolas, hasta que quede el hojaldre trenzado y totalmente cerrado.
Pincelamos con aceite de oliva la trenza y echamos unas semillas de sésamo, para que quede mejor su presentación.
Introducimos el hojaldre al horno, a 210º, durante unos 25 o 30 minutos. Vigilamos de vez en cuando, porque cada horno es distinto, y no queremos que se nos queme el hojaldre. Cuando esté doradito por todo, ya tenemos nuestra trenza lista para comer. Se puede comer caliente o dejarla un rato y tomarla fría. De cualquier modo está buenísima.
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